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Edición 66

Traducciones de “Lady Lazarus” de Sylvia Plath y “Do not go gentle into that good night” de Dylan Thomas



La siguiente introducción es de María Mercedes Andrade.

 

La traducción de una obra literaria, donde la forma es siempre tan significativa como el contenido, implica un reto para toda traductora y se distingue radicalmente de otros tipos de traducción donde el efecto estético puede ser considerado como secundario. Este reto es especialmente visible en el caso de la poesía, en la que elementos como la rima, el ritmo y la métrica son inseparables de los significados, las imágenes y los temas que trata el poema. La traductora de poesía asume así la difícil tarea de intentar generar en la lengua meta un equivalente al texto original, no solo en cuanto a los contenidos sino también en cuanto a sus formas y diversos elementos lingüísticos. Como señalara Roman Jakobson, las lenguas se distinguen no tanto por lo que pueden decir sino por lo que tienen que decir, por lo cual la traductora siempre se ve obligada a interpretar, a llenar vacíos y a tomar decisiones sobre aquello que se puede y que se debe conservar del texto original, así como a tener consciencia sobre aquello que necesariamente se pierde en el acto de traducción. Por estas razones, la traducción de poesía requiere claridad acerca de cómo las decisiones de traducción afectan la comprensión que pueda tener el lector, así como una sensibilidad ética que permita comprender la responsabilidad que este acto conlleva.

            Para Anton Popovic, dada la complejidad lingüística y semántica de la poesía, conviene pensar que una única traducción de un poema nunca basta. Por el contrario, nos propone, deberíamos comparar distintas traducciones de un mismo poema para tratar de encontrar el “núcleo invariable”, ese conjunto de formas y contenidos que podríamos inferir a través de la lectura de diversas versiones. En mi curso “Taller de traducción”, que se llevó a cabo en la Universidad de los Andes durante el segundo semestre de 2020, intentamos con los estudiantes poner en práctica esta propuesta. Ellos trabajaron en la traducción de los poemas “Do not go gentle into that good night” de Dylan Thomas y “Lady Lazarus” de Sylvia Plath, y en su versión cada uno tomó decisiones sobre los aspectos formales, estilísticos y lingüísticos de los poemas. Compartimos con ustedes algunos de los resultados.

 

Referencias

Jakobson, Roman. “On Linguistic Aspects of Translation”. en Venuti, Lawrence, ed.      The Translation Studies Reader. Nueva York: Routledge, 2004.

Popovic, Anton. Dictionary for the analysis of Literary Translation. Edmonton: University of Alberta, 1976.

 

 

 

 

Andrea Bárcenas

Lady Lázaro

 

Lo hice de nuevo.

Un año de cada diez

Me las arreglo——

 

Una especie de milagro andante, mi piel

Brillante como una pantalla de lámpara nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi cara un lino judío, fino

Sin rasgos.

 

Abre el pañuelo

Oh, mi enemigo,

¿Acaso aterrorizo? ——

 

¿La nariz, la cuenca de los ojos, toda la dentura?

El aliento amargo

Desaparecerá en un día.

 

Pronto, pronto la carne

Que la cueva de la tumba se tragó estará

En casa sobre mí

 

Y yo una mujer sonriente.

Solo tengo treinta años.

Y como el gato tengo nueve vidas para morir. 

 

Esta es la Número Tres.

Qué basura

Aniquilar cada década.

 

Qué millón de filamentos. 

La multitud que masca maní

Empuja para ver

 

Cómo me desenvuelven manos y pies——

El gran striptease.

Caballeros, damas

 

Estas son mis manos

Mis rodillas.

Podré ser piel y hueso, 

 

Sin embargo, soy la misma, mujer idéntica. 

La primera vez que sucedió tenía diez años.

Fue un accidente.

 

La segunda vez tenía la intención 

De aguantar y no volver en absoluto.

Me cerré

 

Como una concha de mar. 

Tuvieron que llamar y llamar

Y quitarme los gusanos como perlas pegajosas. 

 

Morir

Es un arte, como todo lo demás. 

Lo hago excepcionalmente bien. 

 

Lo hago para que se sienta infernal.

Lo hago para que se sienta real.

Se podría decir que tengo un don.

 

Es bastante fácil hacerlo en una celda.

Es bastante fácil hacerlo y quedarse quieta. 

Es el teatral

 

Regreso en pleno día

Al mismo lugar, la misma cara, el mismo brutal

Grito entretenido:

 

‘¡Un milagro!”

Que me deja inconsciente.

Hay un precio

 

Para ver mis cicatrices, hay un precio

Para escuchar mi corazón——

Que realmente late.

 

Y hay un precio, un precio muy grande

Por una palabra o un roce

O un poco de sangre 

 

O un mechón de mi pelo o mi ropa.

A ver, a ver, Herr Doktor.

A ver, Herr Enemigo. 

 

Soy tu obra,

Soy tu objeto valioso,

La bebé de oro puro

 

Que se derrite con un chillido.

Volteo y me quemo.

No creas que subestimo tu gran preocupación.

 

Ceniza, ceniza—

La atizas y remueves.

Carne, hueso, no hay nada ahí——

 

Una barra de jabón,

Un anillo de matrimonio,

Una calza de oro. 

 

Herr Dios, Herr Lucifer

Cuidado

Cuidado.

 

De las cenizas

Me levanto con mi pelo rojo

Y como al aire hombres devoro.

 

 

 

María Paula Quiñones

Lady Lazarus

 

Lo hice otra vez.

Un año de cada diez

Me las arreglo——

 

Una suerte de milagro andante, mi piel

Brillante como un velo nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi faz indefinida, fina

Sábana judía.

 

Arranca la tela

Oh, mi enemigo.

¿Acaso aterro? ——

 

¿La nariz, las cuencas oculares, los dientes completos?

El aliento amargo

Se esfumará al día.

 

Pronto, pronto la carne

Que devoró la grave fosa estará

a salvo en mí

 

Y soy una mujer sonriente.

Apenas tengo treinta años.

Y como el gato, nueve veces he de morir.

 

Esta es la Número Tres.

Qué basura

Aniquilarse cada década.

 

Qué millón de filamentos.

La turba que masca maní

Se lanza para verlos 

 

Desenvolverme la mano y el pie ——

El gran strip tease.

Caballeros, damas

 

Estas son mis manos

Mis rodillas.

Podré ser carne y hueso,

 

Y aún así, soy la misma, mujer idéntica.

La primera vez que pasó tenía diez años.

Fue un accidente.

 

La segunda vez quise

Permanecer y jamás volver.

Me cerré

 

Como una concha de mar.

Tuvieron que llamar y llamar

Y arrancar las larvas como perlas viscosas.

 

Morir

Es un arte, como todo lo demás.

Lo hago excepcionalmente bien.

 

Lo hago para sentir lo infernal.

Lo hago para sentir lo real.

Podrías decir que se me da. 

 

Es fácil hacerlo en una celda.

Es fácil hacerlo y quedarse allí.

Es el teatral

 

Regreso a plena luz

Al mismo lugar, al mismo rostro, al mismo grito

brutal y divertido:

 

'¡Es un milagro!'

Eso me tumba.

Hay un precio

 

Por ojear mis cicatrices, hay un precio

Por oír mi corazón——

Que late de verdad.

 

Y hay un precio, un gran precio

Por una palabra o un roce

O un poco de sangre

 

O un jirón de mi pelo o de mi ropa.

¿Y qué, Herr Doktor?

¿Qué, Herr Enemigo?

 

Soy su obra

Soy su inversión,

 

La bebé de oro puro

 

Que se funde en un grito.

Me giro y me quemo.

No creas que no estimo tu gran preocupación.

 

Ceniza, ceniza—

Hurgas y agitas.

Carne, hueso, nada hay allí——

 

Una barra de jabón,

Una argolla nupcial,

Un empaste de oro.

 

Herr Dios, Herr Lucifer

Cuidado

Cuidado.

 

De las cenizas

Con el cabello rojo me elevo

Y a los hombres devoro como el viento.

 

 

 

Juanita Herrera Manosalva

Lady Lázaro

 

Lo he hecho otra vez
Una vez cada diez años

Me las arreglo——

 

Una especie de milagro andante, mi piel

Radiante como una lámpara nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles, 

Mi rostro un fino lino

Judío, sin rasgos.

 

Retira este pañuelo
Oh, enemigo mío.

¿Acaso soy aterradora? ——

 

¿La nariz, las cuencas de los ojos, la dentadura completa?

El aliento amargo
Desaparecerá en un día.

 

Pronto, pronto la carne

Que devoró la grave cueva estará

Como en casa conmigo

 

Y yo seré una mujer sonriente.
Sólo tengo treinta años.

Y como un gato, tengo nueve vidas para morir. 

 

Esta es la Número Tres. 

Qué desperdicio
Aniquilarse cada década.

 

Qué millón de filamentos.

La multitud mascando maní

Se amontona para ver

 

Cómo me desenvuelven mano y pie——

El gran estriptís.
Damas y caballeros.

 

Estas son mis manos, 

Mis rodillas. 

Podré ser piel y hueso,

 

Sin embargo, soy idéntica, la misma mujer.

La primera vez que ocurrió yo tenía diez años.

Fue un accidente.

 

La segunda vez tenía la intención

De aguantar hasta el final y nunca volver.

Me cerré

 

Como una ostra. 

Tuvieron que llamar y llamar

Y quitarme los gusanos como perlas pegajosas.

 

Morir

Es un arte, como todo lo demás.

Yo lo hago excepcionalmente bien.

 

Lo hago tan bien que parece un infierno.

Lo hago tan bien que parece real.

Supongo que podría decirse que tengo un llamado.

 

Es lo suficientemente fácil para hacerlo en una celda.

Es lo suficientemente fácil para hacerlo y permanecer quieta.

Es el regreso teatral

 

A plena luz del día

Al mismo lugar, la misma cara, al mismo grito
Brutal y divertido:

 

“¡Un milagro!

Que me liquida.

Hay un precio

 

Por ver mis cicatrices, hay un precio 

Por escuchar mi corazón–––

Que late de verdad.

 

Y hay un precio, un precio muy alto, 

Por una palabra o un toque

O por un poco de sangre

 

O por un pedazo de mi cabello o de mi ropa.

Entonces, entonces, Herr Doktor.

Entonces, Herr Enemigo.

 

Soy tu obra maestra.

Soy tu más valiosa, 

La bebé de oro puro 

 

Que se funde en un chillido.

Me volteo y ardo.

No creas que subestimo tu gran preocupación.

 

Cenizas, cenizas—

Que atizas y remueves.

Carne, hueso, no hay nada ahí——

 

Una pastilla de jabón, 

Un anillo de bodas, 
Un empaste de oro.

 

Herr Dios, Herr Lucifer,

Cuidado,

Cuidado. 

 

De las cenizas, 

Me levanto con mi cabello rojo

Y me devoro a los hombres como aire. 

 

 

 

Michelle Jácome

Dama Lázaro

 

Lo he vuelto a hacer.

Un año en cada diez

Lo logro——

 

Un tipo de milagro andante, mi piel

Brillante como una lámpara Nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi rostro sin expresiones, un fino

Lino judío.

 

Desprende la servilleta

Oh mi enemigo.

¿Yo aterro? ——

 

¿La nariz, las cuencas de los ojos, el set entero de dientes?

El aliento amargo

Se desvanecerá en un día.

 

Pronto, pronto la carne

Que la caverna de la tumba se comió estará

Como en casa sobre mí

 

Y yo una mujer sonriente.

Solo tengo treinta años.

Y como el gato tengo nueve veces para morir. 

 

Esta es la Número Tres.

Qué desperdicio

A aniquilar cada década.

 

Qué millón de filamentos.

La muchedumbre aplasta manís

Empuja para verlos

 

A ellos desenvolver mi mano y pie——

El gran strip tease.

Caballeros, damas

 

Estas son mis manos

Mis rodillas.

Puede que yo sea piel y hueso,

 

Aun así, yo soy la misma, idéntica mujer.

La primera vez que sucedió tenía diez años.

Fue un accidente.

 

La segunda vez yo quería 

Que durara y no tener que regresar para nada.

Me cerré por completo

 

Como una concha.

Tuvieron que llamar y llamar

Y quitar los gusanos de mí como pegajosas perlas.

 

Morir 

Es un arte, como todo lo demás.

Lo hago excepcionalmente bien.

 

Lo hago para que se sienta como el infierno. 

Lo hago para que se sienta real.

Creo que se podría decir que tengo una vocación.

 

Es suficientemente fácil hacerlo en una celda. 

Es suficientemente fácil hacerlo y quedarse quieto.

Es lo teatral

 

Regresar en pleno día 

Al mismo lugar, la misma cara, el mismo

bruto 

Entretenido grito:

 

'¡Un milagro!' 

Que me deja inconsciente.

Hay un cobro

 

Para la revisión de mis cicatrices, hay un cobro

Para el escuchar mi corazón——

Realmente suena.

 

Y hay un cobro, un cobro bastante grande

Por una palabra o un toque

O un poco de sangre

 

O un pedazo de mi pelo o mi ropa.

Así, así, Herr Doktor. 

Así, Herr Enemy. 

 

Yo soy tu opus,

Yo soy tu objeto de valor,

El bebé de oro puro 

 

Que se derrite en un grito.

Me convierto y quemo.

No pienses que yo subestimo tu grave 

preocupación.

 

Ceniza, ceniza——

Tu pullas y revuelves.

Carne, hueso, no hay nada ahí——

 

Un barra de jabón,

Un anillo de bodas,

Un relleno de oro.

 

Herr God, Herr Lucifer 

Con cuidado

Con cuidado.

 

De las cenizas

Me levanto con mi cabello rojo

Y me como a los hombres como aire

Y me como a los hombres como aire.

 

 

 

Roberto Durán

Lady Lazarus

 

Lo he hecho otra vez.

Un año de cada diez.

Logro manejarlo -- 

 

Una especie de milagro andante, mi piel

Brillante como la pantalla de una lámpara Nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi cara no tiene rasgos, un delicado

Lino judío.

 

Retira la servilleta

Oh, mi enemigo.

¿Aterro? ——

 

¿La nariz, las fosas oculares, todos los dientes?

El aliento amargo

Se desvanecerán en un día.

 

Pronto, pronto las carnes 

Que la gruta de las tumbas se tragó estarán

En casa, sobre mí

 

Y yo, una mujer sonriente.

Sólo tengo treinta años.

Y como el gato, tengo nueve veces para morir.

 

Esta es la Tercera Vez.

Qué desperdicio.

Aniquilar cada década.

 

Qué millón de filamentos.

Que la multitud masca-maní

Se traga para ver

 

Cómo me desenvuelven las manos y los pies ——

El gran striptease

Caballeros, damas

 

Estas son mis manos

Mis rodillas

Podré ser sólo piel y huesos

 

Aun así, soy la misma, 

idéntica mujer.

La primera vez que ocurrió tenía diez años. 

Fue un accidente.

 

La segunda vez quise

Llegar hasta el final y no regresar

Me cerré de golpe 

 

Como una concha de mar.

Tuvieron que llamarme una y otra vez

Y quitarme los gusanos como perlas viscosas.

 

Morir

Es un arte, como todo lo demás.

Y lo hago excepcionalmente bien.

 

Lo hago para que se sienta como un infierno.

Lo hago para que se sienta real.

Se podría decir que tengo una vocación.

 

Es sencillo hacerlo en una celda.

Es sencillo hacerlo y quedarse quieta.

Es el espectáculo

 

De regresar en medio del día,

Al mismo lugar, con la misma cara,

El mismo bestial

Grito emocionado:

 

“¡Es un milagro!”

Me deja fuera de combate.

Hay un precio

 

Por mirar mis cicatrices, hay un precio

Por escuchar a mi corazón ——

Latir de verdad.

 

Y hay un precio, un precio muy alto

Por una palabra o un roce  

O un poco de sangre

 

O un retazo de mi pelo o de mi ropa

Así que, así que, Herr Doktor

Así que, Herr Enemigo

 

Yo soy tu opus, 

Yo soy tu tesoro,

El bebé de oro puro

 

Que se derrite en un chillido

Me vuelvo y me quemo.

No crean que subestimo su grave preocupación.

 

Cenizas, las cenizas —

Que hurgas y revuelves

Carnes, huesos, no hay nada allí——

 

Una barra de jabón,

Un anillo de bodas,

Una calza de oro.

 

Herr Dios, Herr Lucifer,

Cuidado

Cuidado.

 

De las cenizas

Me levanto con mi pelo rojo

Y a los hombres como el aire me los como.

 

 

 

Silvia Ortiz Gómez

Lady Lázaro

 

Lo hice de nuevo. 

Uno en cada diez años

Me las arreglo-

 

Una especie de milagro andante, mi piel

Brillante como un cuero de lámpara Nazi,

Mi pie derecho

 

Un pisapapeles,

Mi rostro, sin facciones, un lino

Judío fino.


Retira la tela

Oh enemigo mío.

¿Acaso aterrorizo? -

 

¿La nariz, las cuencas, la ronda de dientes entera?

El aliento amargo

Se desvanecerán en un día.

 

Pronto, pronto la carne

Que la gruta en la tumba comió se sentirá 

En casa sobre mí estará


Y yo una mujer sonriente.

Tengo apenas treinta años.

Y tengo como gato nueve oportunidades para morir.


Esta es la Número Tres.

Qué basura 

Aniquilarse cada década. 



 

Cuántos millones de filamentos.

Los espectadores que mascan maní

Se empujan para verlos



Desenvolverme manos y pies-

El gran striptease.

Caballeros, damas.


Estas son mis manos

Mis rodillas.

Podré ser piel y hueso, 


Sin embargo, soy la misma, mujer idéntica.

La primera vez tenía diez años.

Fue un accidente.



 

La segunda vez planeé 

Perdurar y nunca retornar.

Rodé y me cerré

Como una concha en el mar.

Me llamaron y llamaron 

Y los gusanos arrancaron de mí como perlas viscosas. 


Morir

Es un arte, como todo lo demás. 

Yo lo hago excepcionalmente bien. 


Lo hago para que se sienta infernal.

Lo hago para que se sienta real.

Se diría que tengo un don. 

 

Es simple hacerlo en una celda. 

Es simple hacerlo y quedarse quieta. 

Es la teatralidad


Del retorno en pleno día

Al mismo lugar, la misma cara, el mismo crudo

Grito entretenido:



 

“¡Un milagro!”

Que me derriba.

Se paga un precio


Por ojear mis heridas, se paga un precio 

Por oír mi corazón-

Que de verdad palpita.



Y se paga un precio, un robusto precio

Por una palabra o una caricia

O por un poco de sangre 



O por un pedazo de mi pelo o mis atuendos.

Entonces, entonces, Herr Doktor. 

Entonces, Herr Enemigo.  

 

Soy tu obra, 

Soy tu bien, 

La bebé en oro puro 

 

Que se funde en aullidos. 

Me muevo y me quemo. 

No creas que subestimo tu gran

preocupación. 


Ceniza, ceniza- 

Puyas y giras.

Carne, hueso, nada hay ya ahí --
 

Una barra de jabón, 

Un anillo de matrimonio, 

Un empaste de oro. 


Herr Dios, Herr Lucifer

Cuidado

Cuidado.
 

De la ceniza

Con mi pelo rojo surjo

Y devoro hombres como si de aire fueran.

 

***

 

Lady Lazarus

 

I have done it again.

One year in every ten

I manage it—

 

A sort of walking miracle, my skin

Bright as a Nazi lampshade,

My right foot

 

A paperweight,

My face a featureless, fine

Jew linen.

 

Peel off the napkin

O my enemy.

Do I terrify?—

 

The nose, the eye pits, the full set of teeth?

The sour breath

Will vanish in a day.

 

Soon, soon the flesh

The grave cave ate will be

At home on me

 

And I a smiling woman.

I am only thirty.

And like the cat I have nine times to die.

 

This is Number Three.

What a trash

To annihilate each decade.

 

What a million filaments.

The peanut-crunching crowd

Shoves in to see

 

Them unwrap me hand and foot—

The big strip tease.

Gentlemen, ladies

 

These are my hands

My knees.

I may be skin and bone,

 

Nevertheless, I am the same, identical woman.

The first time it happened I was ten.

It was an accident.

 

The second time I meant

To last it out and not come back at all.

I rocked shut

As a seashell.

They had to call and call

And pick the worms off me like sticky pearls.

 

Dying

Is an art, like everything else.

I do it exceptionally well.

 

I do it so it feels like hell.

I do it so it feels real.

I guess you could say I've a call.

 

It's easy enough to do it in a cell.

It's easy enough to do it and stay put.

It's the theatrical

 

Comeback in broad day

To the same place, the same face, the same brute

Amused shout:

 

'A miracle!'

That knocks me out.

There is a charge

 

For the eyeing of my scars, there is a charge

For the hearing of my heart—

It really goes.

 

And there is a charge, a very large charge

For a word or a touch

Or a bit of blood

 

Or a piece of my hair or my clothes.

So, so, Herr Doktor.

So, Herr Enemy.

 

I am your opus,

I am your valuable,

The pure gold baby

 

That melts to a shriek.

I turn and burn.

Do not think I underestimate your great concern.

 

Ash, ash—

You poke and stir.

Flesh, bone, there is nothing there--

 

A cake of soap,

A wedding ring,

A gold filling.

 

Herr God, Herr Lucifer

Beware

Beware.

 

Out of the ash

I rise with my red hair

And I eat men like air.

 

 

________________________________________

 

 

 

Daniel Álvarez

No entres manso a esa grata noche

 

No entres manso a esa grata noche,

la vejez ha de arder y resistir al cerrar el día;

rabia, rabia ante el morir de la luz.

 

Así los hombres sabios sepan justa la oscuridad final, 

al no haber atravesado sus palabras ningún relámpago, saben

no entrar mansos a esa grata noche.

 

Los hombres buenos, pasada la última ola, lamentando lo brillante

que sus frágiles actos pudieron bailar en bahías verdes,

rabian, rabian ante el morir de la luz.

 

Los hombres salvajes que asieron y cantaron al sol en vuelo,

y ven, muy tarde, que lo lloraron en el camino, 

no entran mansos a esa grata noche.

 

Los hombres severos, cerca de morir, que ven con vista cegadora

que ojos ciegos podrían brillar como meteoros y gozar;

rabian, rabian ante el morir de la luz.

 

Y tú, padre, allí en la altura triste,

ruego que me maldigas, bendigas, con lágrimas feroces.

No entres manso a esa grata noche.

Rabia, rabia ante el morir de la luz.

 

 

 

Sofía Heim

No entres dócil en esa buena noche

 

No entres dócil en esa buena noche,

la vejez debería arder y delirar al final del día;

rabia, rabia ante la muerte de la luz. 


Aunque al final los hombres sabios entienden que la oscuridad es justa,

porque sus palabras no han escindido ningún relámpago, ellos

no entran dócil en esa buena noche.

 

Los hombres buenos, en la última ola, llorando cuán brillantes

sus frágiles obras podrían haber danzado en una verde bahía,

rabian, rabian, ante la muerte de la luz.

 

Los hombres salvajes que capturaron y cantaron el sol en vuelo,

y aprenden, demasiado tarde, que lo lloran en su recorrido,

no entran dóciles en esa buena noche.

 

Los hombres serios, cercanos a la muerte, advierten con mirada deslumbrante  

ojos ciegos que podrían ser dichosos y arder como meteoros, 

rabian, rabian ante la muerte de la luz.

 

Y tú, mi padre, allá en la triste altura,

maldíceme, bendíceme, ahora con tus furiosas lágrimas, te lo ruego.

No entres dócil en esa buena noche.

Rabia, rabia ante la muerte de la luz.

 

 

 

Pablo Abella

No entres suavemente a aquella sombra

 

No entres suavemente a aquella sombra,

La vejez debe arder y aullar cuando cierra el día;

Rabia, rabia si la luz muere y ya no alumbra.

 

Aunque al final el hombre sabio acepta la noche oscura,

Pues no ha partido jamás un rayo su sabiduría 

No entra suavemente a aquella sombra.

 

El hombre bueno, ante la ola final, el brillo añora

Con que sus actos habrían danzado en verde bahía

Y rabia, rabia si la luz muere y ya no alumbra.

 

El hombre brioso que cantó y asió al sol desde su aurora,

Que aprende, muy tarde, que lo lloró mientras vivía,

No entra suavemente a aquella sombra.

 

El hombre grave que ante la muerte ve con vista que deslumbra

Que ojos ciegos podrían brillar como meteoros con alegría

Rabia, rabia si la luz muere y ya no alumbra.

 

Y tú, mi padre, allá en la triste altura,

Maldice, bendíceme con fieras lágrimas de agonía.

No entres suavemente a aquella sombra,

Rabia, rabia si la luz muere y ya no alumbra.

 

***

 

Do not go gentle into that good night

 

Do not go gentle into that good night,

Old age should burn and rave at close of day;

Rage, rage against the dying of the light.

 

Though wise men at their end know dark is right,

Because their words had forked no lightning they

Do not go gentle into that good night.

 

Good men, the last wave by, crying how bright

Their frail deeds might have danced in a green bay,

Rage, rage against the dying of the light.

 

Wild men who caught and sang the sun in flight,

And learn, too late, they grieved it on its way,

Do not go gentle into that good night.

 

Grave men, near death, who see with blinding sight

Blind eyes could blaze like meteors and be gay,

Rage, rage against the dying of the light.

 

And you, my father, there on the sad height,

Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.

Do not go gentle into that good night.

Rage, rage against the dying of the light.


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