Edición 64
En compañía de poemas
A continuación, la poeta colombiana Tania Ganitsky nos comparte una experiencia de pedagogía en torno a la poesía que tuvo que transformarse para tener un sentido de cuidado coherente con el momento en que llegó el coronavirus a nuestras vidas. A lo largo del texto nos comparte los poemas que sus estudiantes trabajaron.
En compañía de poemas
El primer semestre de 2020 dicté el Seminario de Poesía Española Contemporánea en la Universidad de los Andes. Al comienzo la metodología era así: el lunes alguien de la clase se encargaba de hacer una exposición acerca de la obra del o la poeta correspondiente a esa semana. El jueves profundizábamos en esa obra. Iniciamos con la generación del 27; leímos poetas como Carmen Conde y Federico García Lorca. Terminamos con poetas contemporáneos como Chantal Maillard y Erika Martínez. En el proceso cuestionamos la invención de estas generaciones, la relación entre poesía y ética, entre poesía y autoficción y entre el canon y el patriarcado teniendo en cuenta la exclusión de las poetas de estos cánones. Ocho semanas después de haber comenzado, estalló la pandemia y tuvimos que empezar a encontrarnos por vía virtual.
La clase era una de las pocas oportunidades que teníamos de hablar con otrxs y leer juntxs. Las primeras dos o tres sesiones sostuve la misma estructura, pero empecé a sentirme rara, había demasiados “para qué” y “qué pasa sí”, y empecé a percibir en lxs alumnxs el mismo tipo de temblor. También comprendí que nos estábamos acompañando y cuidando entre todxs con el simple acto de conectarnos para la clase y quise exacerbar ese sentimiento. Así que decidí darle un giro y compartir mi remedio con lxs demás: inicié un taller de poesía. Lo hice no tanto porque crea en la creación como catarsis sino porque creo que la escucha, el contacto, la atención al otro, a aquello que no soy yo es lo más sano y reparador. Me interesaba brindarles herramientas para escapar de las 4 paredes del confinamiento a través de un proceso reflexivo e imaginativo y motivarlos a exponer sus vulnerabilidades, fortalezas y deseos ante los demás.
Las exposiciones de los lunes continuaron pero los jueves cambiaron. Ese día les ponía un ejercicio de escritura basado en las características de la obra estudiada el lunes. El confinamiento es un escenario problemáticamente ideal para un taller de escritura: lxs asistentes ya se encuentran en o cerca de sus espacios preferidos para estar solxs y escribir: se desconectan, se pierden, escriben, vuelven. Eso es lo que hacíamos durante media hora. Luego hacíamos un ejercicio de retroalimentación y al final se proyectaban los poemas para comentarlos. Para que llegaran con una idea de lo que iban a escribir ese día, los lunes, según las obras estudiadas, me inventaba un pequeño reto reflexivo que los prepararía y pondría a dialogar a través de la escritura y lectura de entradas personales en un blog mientras llegaba el día del taller.
Me sorprendió la facilidad con la que lograron seguir las pautas, la comprensión casi instantánea para unxs, y en proceso, para otrxs, del poema como una materialidad a la que hay que darle forma y la necesidad de pensar y elegir la forma con relación al contenido, sin privilegiar uno sobre otro. Al basar los ejercicios de escritura en las características de las obras estudiadas, lograron acercarse a ellas de una forma mucho más profunda y personalizada a como lo venían haciendo antes de que estallara la pandemia; creamos entre todxs una experiencia de aprendizaje mediada por la proximidad, la vulnerabilidad y la intimidad más que por otra cosa. Finalmente, creo que todxs se acercaron a la poesía desde lo más elemental: como una manera de multiplicar sentidos juntxs.
Me pone feliz poder compartir el resultado de la clase con Otro Páramo y sus lectorxs. A continuación, encontrarán una selección de poemas escritos en este proceso bajo la leyenda instructiva del taller de cada sesión (resumida) y el nombre del autor o autora en la que se basó el ejercicio.
1. Taller basado en Jaime Gil de Biedma
Como en el poema “Elegía y recuerdo de la canción francesa”, el epígrafe será un elemento central en estos poemas. Harán la referencia de manera directa o indirecta —si lo ponen antes del poema su sentido será una niebla que terminará por humedecer todo el poema—. Así se garantizará que al poema entren otras voces, que se abra a un otro y que se piensen ustedes mismos y su tiempo a la luz de las palabras de otros. Rasgos estilísticos a tomar en cuenta basados en la obra de Gil de Biedma:
· Uso del lenguaje cotidiano, sencillo, “palabras de familia gastadas tibiamente” (“Arte poética”, Gil de Biedma).
· Imágenes de la vida cotidiana que se cargan de significado y resuenan.
· Tono conversacional (dirigido a un “tú” con el que se puede intimar, es una conversación cálida) y confesional (narrado por un “yo poético” que se mueve entre lo biográfico y la autoficción).
Abraham Castillo Heins
VIAJE EN EL TIEMPO
A world that sends you reeling from decimated dreams.
My Chemical Romance
Caminé por el valle de sombras
Bogotá año 2126,
pantallas, naves,
poder volar.
Atravesar espacios,
llegar a tu jardín.
Si es que no ha sido destruido por
meteoritos o fuego consumidor.
Despertar de un gran sueño,
verte entre el humo, la congestión,
el apretujón de multitud de cuerpos
que no saben por dónde flotar.
O regresar a la luna,
ver a Colombia desde un espacio negativo
en medio de las estrellas,
donde dicen que no hay sonido.
Bogotá año 2126.
Tal vez comprar una máquina,
Un DeLorean, regresar al pasado.
Bogotá 2024,
sentirte joven, suave, real.
Eliana María Leal Barreto
I can not walk
I can not see
further that what
is in front of me
I lay in my back
yet I do not cry
transported in space
by the butterflies
“Noguchi's Butterflies”, Patti Smith
Las cortinas de mi cuarto son rosadas,
lo han sido desde que tenía ocho o diez.
Te recuerdo tintada de luz roja
cuando la casa estaba sola y me querías.
No lloro.
Ahora las cortinas están abiertas
y estoy en un cubo blanco,
y el sol entra por la ventana,
y llega ruido de afuera,
un ruido deshabitado.
No lloro,
porque no puedo llorar.
Mi hermano está en el otro cuarto,
sus cortinas son azules y no sé a qué le recuerdan.
Mi papá,
abajo,
abre la nevera y me recuerda que no estoy sola.
Aunque puedo ver los límites del cubo,
aunque tenga colores regados por todo lado,
fotos en las paredes,
y los lienzos usados que no siento míos,
aunque no pueda respirar y las paredes se me acerquen.
Puedo cerrar las cortinas, volver la luz roja,
mirar el techo,
rojo,
e imaginar que estoy en otro tiempo.
Laura Mercedes Tapia Castillo
Pensaría: es demasiado complicado para no ser cierto. Siempre tenían que pensar lo mismo, es la regla de oro de la ficción.
César Aira
La forma de las mentiras
no es menos importante
que el engaño mismo.
Como un helado bajo el sol
se deshace entre los dedos,
formando una capa fría y pegajosa,
que no tarda en invitar las hormigas.
Así, tu verbo, tus mentiras,
tan pegajosas, tan infinitas,
que siempre atrapan las hormigas.
2. Taller basado en Antonio Gamoneda
Van a explorar la transformación de la realidad en símbolo y del símbolo en la realidad a través del ejercicio de la contemplación. Escribirán un poema en el que va a haber un equilibrio entre lo interior y exterior que permita romper las barreras entre ambas categorías. La naturaleza no va a ser usada, ni pondremos nuestras emociones al servicio de la naturaleza. Vamos a describir una correspondencia que es real y simbólica a la vez. Para esto tenemos que encontrar un tono mesurado. Las siguientes características de la poesía de Gamoneda ayudarán a lograr esto:
· Que el poema sea el esbozo de una contemplación.
· Mirar las emociones como mirar el paisaje.
· Que la naturaleza y las emociones subjetivas se describan con el mismo tono.
· Intercalar paisaje y emoción.
· No temer las ideas incompletas y la ambigüedad.
· Ser sugestivo y no definitivo.
· Usar palabras escasas pero justas.
Sofía Heim Jaramillo
Pesa la oquedad en los rincones del bosque. Perforante y corrosivo, le caen gotas
rojas: perpetuidad de la pesadez.
Contempla la insistencia del hombre en ejercer la fuerza. Puños cerrados, uñas sucias, lágrimas
que se deslizan por su rostro,
bañado en un líquido negro.
Lady Natalia Gutiérrez Tovar
SOL DE MIEL
Los árboles caídos, el mar enardecido,
mis brazos extendidos, mis ojos ardientes,
ese cielo prometido ya no está conmigo.
¿Morir para encontrarlo de nuevo?
Las caracolas, ahora todas en el pequeño cajón de la nostalgia.
Luis Felipe Angulo
Ser testigo de la euforia de los peñascos
su fiesta celebra la inmortalidad
la debacle en el rostro del viajero
que deja sus oídos en casa
para no escuchar las alegres montañas
3. Taller basado en Julia Uceda
Hoy vamos a escribir un poema nómada basado en el catálogo de vivencias extrañas que reunieron en el blog de esta semana. Como siempre, vamos a seguir algunos recursos poéticos de Uceda pero, dado que el eje es lo nómada, la descentralización, la movilidad, el flujo, no me parece coherente ponerles muchas pautas, así que acá hay unas básicas:
· Que el poema no sea explicativo ni suene como la anécdota de un recuerdo, que se disipe un poco la idea de que esa experiencia nómada tiene nombre propio (aunque lo tenga).
· Que se narre en presente desde la perspectiva del sujeto poético de su elección.
· Para estar seguros de que haya una correspondencia entre el contenido y la forma, pueden a incorporar una pregunta (sin respuesta) en el poema.
· Opcional: poner en evidencia el procedimiento poético.
Lena Paredes Díaz
SOY PRESA
El águila me ha visto.
Yo me he dado cuenta.
Corro a través del laberinto,
procurando no chocarme
conmigo misma.
¿Quién es ella,
que corre detrás de mí?
¿Quién es esa,
que corre delante de mí?
El águila viene cayendo.
Está justo frente a mis ojos.
Extiende sus garras para arrancármelos
y choca contra la imagen del ser.
Gime, se queja, sangra.
Ni siquiera el águila distingue
cuál de los reflejos es real.
El laberinto sigue siendo el mismo.
En los espejos ahora hay un águila agonizado.
Como una estúpida sigo corriendo,
porque donde estoy la luz se ha tardado.
Entonces, el águila piensa:
soy solo ecos que tratan de alcanzarme.
Rossangélica Peralta Parra
VÉRTIGO
Lágrimas carcomen la luz.
Desatar. La luz. Desatarla o carcomerla.
Árboles en espiral
bailan y se burlan. O sólo viran en los ojos.
Vértigo. Lágrimas. Lágrimas del vértigo.
Hacen penitencia.
Desatar. Vértigo. El toque de sus dedos. La luz arrugada.
Hablo al vacío,
las lágrimas en el suelo, perdidas.
Vértigo, dolor, la cruz en la frente
la luz en el suelo.
Se incendian los árboles,
lágrimas corren por las raíces.
¿Se incendia su corazón o es una extensión del mío?
El vértigo sigue, ¿sigue?, del dolor quién sabe.
Juan Diego Bernal Espejo
AJEDREZ
Figuras en madera, sobre el campo de batalla expuestas,
enlistadas en la mesa, pero no hay con quién luchar,
están perdidas, sin rumbo, intento moverlas, pero no hay respuestas,
intento tocarlas, recuerda que para ello hay que saber pensar.
Con una sonrisa en tu rostro, te vuelvo a mirar
una mano de frente y la otra detrás,
me miras, sonríes, y en el caballo te pones a andar,
no sé si seas real, ¿al terminar te irás quizás?
Menos intensidad, en la contienda que se torna en combate,
la dama de negro es astuta y ante ella te enfrentas ya
sin salida, como el humo te esfumas, jaque mate.
4. Taller basado en Chantal Maillard
Explorar la despersonalización y la relación entre la memoria, el olvido, la imaginación y la performatividad de la escritura.
· Usar primera o tercera persona. Evitar la segunda persona.
· Cuando se encuentren un vacío o grieta de sentido inventarán algo para llenarla o buscarán una manera de hacerlo más evidente a través de la puntuación, la sintaxis, el cambio repentino de dirección con respecto a lo que se venía diciendo o a cómo se venía diciendo.
Laura Daniela Bernal Beltrán
Noches en que sueña con el monstruo.
Noches
de noches
de noches.
Oscuridades en que hila el silencio
con la espera.
Su boca pronuncia «salvación»
en cursivas.
La mirada colisiona con la bestia.
Observa, se prepara, ¿espera?
No, desborda la inminencia.
La noche que encuentra al gigante
se convierte en otro que lanza
la piedra.
Luis Andrés Arias Forero
La niña de dientes blancos
nacarados
casi de mármol
va caminando de la mano de sus padres;
de repente,
un hombre tosco
y sin escrúpulos
ataca
y arranca uno a uno
los dientes de la niña.
Ella despierta asustada;
corre hacia el cuarto de su madre
y le pregunta si acaso los ladrones son reales
—la madre no responde
y acaricia su cabeza hasta dormirla—.
Ya en silencio,
cuando nadie puede verlas,
la madre llora inconsolable
por las encías desnudas
que se han dormido en su regazo.
5. Taller basado en Ernestina de Champourcin (Flashback G.27)
La mística se acerca a la poesía porque en ambas hay un llamado intenso, profundo, al radicalmente otro. El deseo se sostiene en lo incompleto, en cuanto se satisface deja de ser deseo. En el poema de hoy van a dirigirse a un “Tú” o “tú”, radicalmente otro, y el poema manifestará tanto el deseo de que responda como la posibilidad de que no lo haga.
Jamat Horeb Muñoz
En la vieja mesedora,
en el rincón del cuarto,
en ese lugar donde ya no estás,
donde nunca estuviste,
y donde no estarás,
el universo, dios, la tierra,
alguno me cuenta de ti.
Pero aún no los sé oír,
no sé ver,
solo
me sé sola.
Pablo Abella Calle
Si escribo tu nombre, Universo,
es porque tu explosión imparable
no cabe en cuatro sílabas
y en esta carta no hay espacio
para la inmensidad pura
que es todo y nada, siempre y nunca.
No sé cómo sonará mi mensaje
en tu vacío hambriento y callado.
No sé cómo resonarán mis pensamientos
en tu eterno mar de estrellas.
En qué límites habrá eco para mi voz
si tus fronteras son hechas de nada.
Solo puedo confiar en la infinitud
cifrada en las palabras
para que de algún modo se traduzcan
y dejes que se filtren en tu plenitud.
Noticia Biográfica
Tania Ganitsky (Bogotá, 1986). Profesional en Estudios Literarios con maestría en Filosofía y en Literatura. En el 2009 ganó el Concurso Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia con la selección de poemas El don del desierto. En el 2014 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Obra Inédita con su primer libro: Dos cuerpos menos (2015). Actualmente cursa un doctorado en Filosofía y Literatura en Inglaterra y adelanta una tesis sobre Emily Dickinson y Paul Celan.