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Edición 10

Alexander Pope: Epístola II de su "Ensayo sobre el hombre"



El fragmento presentado a continuación es una de los más reconocidas epístolas de su famoso poema “Un ensayo sobre el hombre”.

 

                                                            *La traducción es de Otro páramo.

 

 

 

 

Un ensayo sobre el hombre

 

Epístola II

 

1.

 

Entonces conócete a ti mismo, no supongas a un Dios que investigar;

el estudio del hombre es el estudio apropiado de la humanidad.

Situado en este istmo de estados intermedios,

un ser oscuramente sabio y rudamente extraordinario:

con bastante conocimiento de la orilla escéptica,

con bastante debilidad por la soberbia del estoico,

pende en el medio; dudando de actuar o descansar;

dudando de juzgarse Dios o animal;

dudando si por su mente o cuerpo optar;

nacido solamente morir y razonando solamente para errar;

igual que su ignorancia su razón es tal,

bien sea que piense poco o piense asaz:

caos de pensamiento y de pasión, todo confundido;

aún por sí mismo abusado o desmentido;

creado en parte para elevarse y en parte para caer;

gran amo de todas las cosas, si bien presa de todas;

único juez de la verdad, arrojado al error interminable:

¡la gloria, broma y enigma del mundo!

 

¡Ve, maravillosa criatura! Cabalga a donde la ciencia lleva,

ve, mide la tierra, pesa el aire y delimita las mareas;

instruye a los planetas en qué orbitas correr,

corrige el tiempo antiguo y regula el sol;

ve, elévate junto a Platón hacia la esfera celestial,

hasta el bien primero, la perfección primera y la justicia primera;

o pisa el círculo intrincado que sus seguidores pisaron

y perdiendo el juicio llama imitando a Dios

como sacerdotes de oriente corriendo en torpes círculos

y girando las cabezas para imitar al sol.

Ve, enséñale a la Sabiduría Eterna cómo gobernar

—¡y luego cae en ti mismo y sé un idiota!

 

Seres superiores, cuando vieron hace poco

a un Hombre mortal desdoblar toda la ley Natural,

admiraron tal sabiduría en una forma terrenal

y mostraron a un Newton como mostramos a un Simio.

 

¿Podría él, cuyas leyes atan el rápido cometa,

describir o fijar un movimiento de su cabeza?

¿Quien vio sus fuegos aquí alzarse y allí descender

podrá explicar su propio origen o su fin?

¡Ay, qué maravilla! La parte superior del hombre

puede alzarse sin control y escalar de arte en arte;

mas cuando su propia gran obra ha tan sólo comenzado,

lo que hila la razón por la pasión es deshilado.

 

Sigue a la ciencia, pues, con la modestia como guía;

primero desnuda todo su bagaje de orgullo;

deduce lo que es solo vanidad o atavío

o el lujo del aprendizaje o la pereza;

o trucos para mostrar el alcance del cerebro humano,

simple placer curioso o dolor ingenioso;

purga todo o poda las partes sobrantes

de todos nuestros vicios que han creado artes;

luego mira cuán poca la suma restante,

¡la que sirvió al pasado y debe hacerlo en los tiempos por venir!

 

 

***

 

 

An Essay on Man

 

Epistole II

 

1.

 

Know then thyself, presume not God to scan;

The proper study of mankind is man.

Plac’d on this isthmus of a middle state,

A being darkly wise, and rudely great:

With too much knowledge for the sceptic side,

With too much weakness for the stoic’s pride,

He hangs between; in doubt to act, or rest;

In doubt to deem himself a god, or beast;

In doubt his mind or body to prefer;

Born but to die, and reas’ning but to err;

Alike in ignorance, his reason such,

Whether he thinks too little, or too much:

Chaos of thought and passion, all confus’d;

Still by himself abus’d, or disabus’d;

Created half to rise, and half to fall;

Great lord of all things, yet a prey to all;

Sole judge of truth, in endless error hurl’d:

The glory, jest, and riddle of the world!

 

Go, wondrous creature! mount where science guides,

Go, measure earth, weigh air, and state the tides;

Instruct the planets in what orbs to run,

Correct old time, and regulate the sun;

Go, soar with Plato to th’ empyreal sphere,

To the first good, first perfect, and first fair;

Or tread the mazy round his follow’rs trod,

And quitting sense call imitating God;

As Eastern priests in giddy circles run,

And turn their heads to imitate the sun.

Go, teach Eternal Wisdom how to rule—

Then drop into thyself, and be a fool!

 

Superior beings, when of late they saw

A mortal Man unfold all Nature’s law,

Admir’d such wisdom in an earthly shape,

And showed a Newton as we shew an Ape.

 

Could he, whose rules the rapid comet bind,

Describe or fix one movement of his mind?

Who saw its fires here rise, and there descend,

Explain his own beginning, or his end?

Alas what wonder! Man’s superior part

Uncheck’d may rise, and climb from art to art;

But when his own great work is but begun,

What Reason weaves, by Passion is undone.

 

Trace science then, with modesty thy guide;

First strip off all her equipage of pride;

Deduct what is but vanity, or dress,

Or learning’s luxury, or idleness;

Or tricks to show the stretch of human brain,

Mere curious pleasure, or ingenious pain;

Expunge the whole, or lop th’ excrescent parts

Of all our Vices have created Arts;

Then see how little the remaining sum,

Which serv’d the past, and must the times to come!


Noticia Biográfica


Alexander Pope es uno de los poetas más importantes del siglo XIX. Nació en una familia  católica-romana y murió a los 56 años en 1744. Fue muy conocido gracias a su traducción de Ilíada de Homero y sus sátiras.



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