TEXTOS

Anterior
Volver al inicio
Siguiente


Edición 8

Roberto Arizmendi: poeta mexicano



Un nuevo tiempo para el tiempo

                                                            Para Valerio, mi nieto

 

Valerio toca la puerta

porque quiere entrar a este universo

como un ciudadano más del mundo,

sin pasaporte o visa,

simplemente con su presencia

con su identificación de ser humano

capaz de entender el dolor de los mortales

y el amor de las tardes a 30 grados Celsius

entre el aroma de flores y plantas del jardí­n sin nombre.

 

El viento cálido de la tarde aguarda su presencia

mientras en la Franja de Gaza

han creado de nuevo un Holocausto,

Auschwitz sin fecha, con hornos crematorios diferentes

y un gran odio refundido en la discordia,

para evitar que surja la concordia y la armoní­a en el mundo.

 

Valerio trae una paloma en la mano derecha

y una rama de laurel en la izquierda,

signos de un tiempo promisorio

de un mundo aún no construido.

Sueños al fin, luz inédita del alba,

viento libre que recorre los senderos

buscando un canto o una poesí­a,

la esencia del hombre renombrado.

 

A Valerio sólo le falta escribir lo que ya nombra y siente

para construir un mundo nuevo, diferente,

donde la luz sea fuente de nuevas ilusiones

no una ráfaga de metralla,

ni el fuego de los nuevos hornos crematorios

que aprendieron algunos… en esos campos de escarnio

no para delinear la paz sino para que surja el odio inoculado.

 

Valerio nombra las cosas por su nombre,

descubre los colores nuevos

y sabe que la historia no es cuestión de tiempo

sino de libertad y asombro

ante los horizontes que vislumbra

tan llenos de resabios

tan sin ganas de dejar que el otro logre lo que yo ya tengo.

 

No es mi palabra su nombre, ni su voz mi eco,

Valerio aprende a pronunciar los neologismos

porque en su nombre habrá de engendrar

un nuevo tiempo para el tiempo

y una historia distinta

para un mundo que aún no existe.

 

 

 

 

El dolor

                                                            Para Nayeli

 

 Hay momentos

en que el alma duele

y no hay llantos

ni pastillas que la curen.

 

Te puede doler un brazo,

una cadera,

te puede sangrar la piel

cuando te hieras,

pero el dolor

¡carajo!

es algo así­

como desbaratar la vida;

romperse todo,

toditito.

 

 

 

 

Autocrí­tica

 

No nos podrán culpar jamás

de no haber sido idealistas,

ni de no hacer música,

de no tomar café y hacer poesí­a.

 

Pero sí­ nos señalarán

a veces

de haber sido impuntuales a la historia

y haber sido satisfechos.

 

 

 

 

Libertad

 

Dentro de algunos años

me juzgarán

por lo que hago.

Pero todos harán

a lo mejor

dentro de veinte

lo que juzgaron

insensato y absurdo

en su pasado.

 

La arena del reloj cae

a su tiempo preciso

en cada vida

y no habrá más de una escala

para medir

la libertad humana.

 

La forma de construir la vida

surge del sueño,

se teje con la red del viento

y se entremezcla con amor y anhelos.

 

Cada quien

debe aprender

a izar

a tiempo

sus banderas.

 

 

 

 

Anhelo que se pierde en el viento de la tarde

 

De nada sirve repetir tu nombre,

recordar noches de luna y horas sin recato,

que el corazón revierta su existencia loca

o que la breve flama de tu luz me alumbre.

 

El juego entre las sábanas dormidas,

el aliento impecable de tu tiempo

y mi tacto sobre tu piel dormida

siguen siendo un presente que no cesa.

 

De qué sirve dejar que el fuego del amor se encienda,

que deje entreabierta la puerta de mi casa

y acomode la copa y decante el vino

si no estás aquí­ y no te alcanzo.

 

 

 

 

Un samba de saudade

                                                            Para mi esposa y mis hijos

 

Si la vida se acaba

no hagan caso.

 

Si una mañana no estoy

aquí­ ya más,

acomoden mis cosas,

resérvenles lugar

y denle acomodo al corazón

de nueva cuenta.

 

Si un dí­a no puedo compartir

comida y tiempo

dividan en tres la nueva vida

y una vez cada cinco años, diez,

alguna vez,

cosechen una flor

y hagan un samba

sin dolor

sin llanto,

que ahí­ estaré bailando y cantando

con ustedes.


Noticia Biográfica


Roberto Arizmendi (Aguascalientes, México, 1945) ha publicado 43 libros, de los cuales, 27 son de poesí­a, 5 epistolarios, 3 libros de literatura testimonial, 2 compilaciones de poetas latinoamericanos y varios sobre educación. Además, en 32 libros aparece como co-autor. Sus poemas y escritos literarios han sido incluidos en 37 antologí­as y aparece en diccionarios enciclopédicos y sitios de la Internet. Obtuvo el primer lugar en los Juegos Florales “Carlos Pellicer” de Xalapa, Veracruz, México. Ha participado como jurado para el otorgamiento de becas de creación artí­stica del Fondo para la Cultura y las Artes y en diversos certámenes literarios, Coordinador del Premio Latinoamericano de Poesí­a y Cuento de Oaxaca de 2003 a 2008. Participante en 35 festivales internacionales de poesí­a de diferentes paí­ses. Ha sido traducido al náhuatl, francés, italiano, inglés, alemán y portugués. Ha prologado 22 poemarios. Conferencista en diversos eventos culturales y académicos. Autor de más de 75 artí­culos, ponencias y publicaciones. Sus poemas, escritos y textos literarios han aparecido en más de 50 revistas y suplementos culturales. En México, ha tenido más de 150 recitales y lecturas de poesí­a en y 50 en otros paí­ses.

Combina el oficio poético con actividades educativas, donde ha sido investigador, profesor y funcionario. Fue director de Fomento Institucional en la Secretarí­a de Educación Pública, director general académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, rector de la Universidad Kino del estado de Sonora, fundador de los Comités Interinstitucionales para la Planeación de la Educación Superior, secretario de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, asesor educativo en Presidencia de la República, miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad de Sonora, entre otros cargos, además de consultor privado en asuntos de cultura, educación, planeación y desarrollo en universidades, instituciones educativas, gobiernos de los estados, institutos de cultura y diversos organismos.



Articulos relacionados